El tema de las tarjetas graficas es todo un capítulo aparte en el mundo de los ordenadores. Su sofisticación y potencia han alcanzado niveles muy altos y es mucha la tecnología que podemos encontrar dentro de ellas. Esto ha hecho, por un lado, que hayan surgido verdaderos monstruos, modelos de tarjeta prohibitivos en cuanto a precio que consiguen unas prestaciones ncreícles a la hora de representar con realismo escenas en tres dimensiones. Para instalar este tipo de tarjetas es posible que necesitemos dos o más ranuras de expansión libres y posiblemente una fuente de alimentación más potente, además de una caja de dimensiones suficientes, pues muchas de estas tarjetas gráficas superan ampliamente en tamaño a otros modelos. Por otro lado, este empuje de la tecnología ha hecho que las tarjetas de gama asequible hayan aumentado también su potencia y prestaciones. Por esta razón, el cambio de tarjeta gráfica también es una de las ampliaciones más rentables, sobre todo si somos aficionados a los juegos, ya que si nuestro ordenador tiene algún tiempo podemos conseguir una mejora espectacular en el rendimiento gráfico haciendo una inversión relativamente pequeña. Además, consegu remos prestaciones adicionales como salidas de vídeo para poder ver el ordenador en el televisor, descompresión de vídeo digital por hardware y otras funciones que pueden aumentar la versatilidad y potencia de nuestro ordenador. Existen muchos modelos de tarjetas gráficas en las que podemos ver múltiples tipos de procesadores gráficos y cantidad de memoria
de vídeo, además de las prestaciones adicionales de las que hemos hablado. La mejor guía en estos casos, ya que la variedad es inmensa, es el precio. Si no somos muy exigentes, cualquier tarjeta de vídeo moderna hará maravillas en las prestaciones de nuestro ordenador y notaremos una gran diferencia en la calidad y la velocidad de los juegos. Si queremos conseguir un ordenador más silencioso, también podemos optar por una tarjeta gráfica con refrigeración pasiva. Son menos potentes pero nos ahorraremos el ruido del ventilador del procesador de la tarjeta gráfica.
PASO 1 COMPRUEBA LA TARJETA
Como en otros casos, lo primero es comprobar qué tipo de tarjeta gráfica tenemos instalada en nuestro ordenador. Existe la posibilidad de que ésta se encuentre integrada en la placa base, en cuyo caso seguro que notaremos un aumento de prestaciones notable. También comprobaremos qué tipo de ranura de expansión podemos utilizar. En ordenadores menos modernos seguramente será de tipo AGP, mientras en placas base más actuales el tipo de procesador será PCI Express. En cualquier caso, esta información la encontraremos en el manual de la placa o en las especificaciones del fabricante. En ocasiones la tarjeta gráfica pedirá un tipo de conector AGP o PCI Express determinado.
PASO 2 INSERTA LA TARJETA
Para instalarla tendremos que liberar la placa metálica correspondiente a la ranura de expansión donde vamos a instalar la tarjeta para que los conectores queden a la vista. A continuación, localizaremos la ranura de expansión correspondiente
e insertaremos la gráfica. En ocasiones tendremos que hacer algo de fuerza para que quede perfectamente encajada en su sitio. En estos casos, deberíamos comprobar que la placa base no se está combando porque podríamos romper alguna conexión. Luego conectaremos a la fuente de alimentación el ventilador de la tarjeta si ésta dispusiera de él.
PASO 3 PUESTA EN MARCHA Y CONTROLADORES
El siguiente paso es cerrar el ordenador, conectar la tarjeta al monitor y arrancar el sistema. Si todo ha sido instalado correctamente veremos en pantalla el arranque de la BIOS y posteriormente del sistema. Es posible que el sistema operativo se presente a baja resolución; esto es porque todavía no dispone de los contro-ladores necesarios. Podremos instalarlos insertando el disco que nos proporciona el fabricante, aunque lo más recomendable es conectarse a Internet y descargar los últimos drivers disponibles desde su página web. Tras la configuración del sistema, podremos elegir la resolución de pantalla que más nos convenza y poner a prueba nuestra tarjeta gráfica con juegos y aplicaciones.
de vídeo, además de las prestaciones adicionales de las que hemos hablado. La mejor guía en estos casos, ya que la variedad es inmensa, es el precio. Si no somos muy exigentes, cualquier tarjeta de vídeo moderna hará maravillas en las prestaciones de nuestro ordenador y notaremos una gran diferencia en la calidad y la velocidad de los juegos. Si queremos conseguir un ordenador más silencioso, también podemos optar por una tarjeta gráfica con refrigeración pasiva. Son menos potentes pero nos ahorraremos el ruido del ventilador del procesador de la tarjeta gráfica.
PASO 1 COMPRUEBA LA TARJETA
Como en otros casos, lo primero es comprobar qué tipo de tarjeta gráfica tenemos instalada en nuestro ordenador. Existe la posibilidad de que ésta se encuentre integrada en la placa base, en cuyo caso seguro que notaremos un aumento de prestaciones notable. También comprobaremos qué tipo de ranura de expansión podemos utilizar. En ordenadores menos modernos seguramente será de tipo AGP, mientras en placas base más actuales el tipo de procesador será PCI Express. En cualquier caso, esta información la encontraremos en el manual de la placa o en las especificaciones del fabricante. En ocasiones la tarjeta gráfica pedirá un tipo de conector AGP o PCI Express determinado.
PASO 2 INSERTA LA TARJETA
Para instalarla tendremos que liberar la placa metálica correspondiente a la ranura de expansión donde vamos a instalar la tarjeta para que los conectores queden a la vista. A continuación, localizaremos la ranura de expansión correspondiente
e insertaremos la gráfica. En ocasiones tendremos que hacer algo de fuerza para que quede perfectamente encajada en su sitio. En estos casos, deberíamos comprobar que la placa base no se está combando porque podríamos romper alguna conexión. Luego conectaremos a la fuente de alimentación el ventilador de la tarjeta si ésta dispusiera de él.
PASO 3 PUESTA EN MARCHA Y CONTROLADORES
El siguiente paso es cerrar el ordenador, conectar la tarjeta al monitor y arrancar el sistema. Si todo ha sido instalado correctamente veremos en pantalla el arranque de la BIOS y posteriormente del sistema. Es posible que el sistema operativo se presente a baja resolución; esto es porque todavía no dispone de los contro-ladores necesarios. Podremos instalarlos insertando el disco que nos proporciona el fabricante, aunque lo más recomendable es conectarse a Internet y descargar los últimos drivers disponibles desde su página web. Tras la configuración del sistema, podremos elegir la resolución de pantalla que más nos convenza y poner a prueba nuestra tarjeta gráfica con juegos y aplicaciones.
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