domingo, 18 de julio de 2010

INSTALA UN DISCO DURO

La instalación de un disco duro puede proporcionarnos más espacio libre, pero también una mayor velocidad de ejecución del sistema si adquirimos uno con prestaciones superiores al que teníamos. En el caso de que nuestro sistema admita un segundo disco duro, lo conveniente es dejar como disco de sistema al nuevo disco y dejar el antiguo para almacenar los archivos que no sean de sistema. En este caso tendremos que establecer el nuevo disco como maestro y volver a instalar el sistema operativo en la nueva adquisición. A la hora de comprar un nuevo disco duro hay que comprobar, en primer lugar, si nuestro sistema es compatible con las conexiones SATA (Serial ATA) o con conexiones ATA con cable paralelo. Es un dato que podemos conseguir en el manual de la placa base o simplemente observando el interior de nuestro ordenador. También es importante saber en qué estamos invirtiendo. Los discos duros más rápidos disponen de una velocidad de rotación superior. Así, es posible encontrar discos de 5.400 revoluciones por minuto, 7.200 y 10.000 revoluciones. También podemos comprobar el tamaño de la memoria caché del componente, que influirá también en las prestaciones. El dato final, y que no podemos pasar por alto, es por supuesto la capacidad. Como en el caso de la memoria, normalmente los discos más grandes tienen una mejor relación capacidad-precio. Los discos duros externos pueden ser una solución si el problema que tenemos es de espacio o si necesitamos llevar con nosotros una gran cantidad de datos. Sin embargo, un disco duro externo no podrá ofrecernos buenas prestaciones en cuanto a velocidad de acceso puesto que las conexiones suelen ser un cuello de botella para la transmisión de datos. Sin embargo exis-proporcionarnos más espacio libre, pero también una mayor velocidad de ejecución del sistema si adquirimos uno con prestaciones superiores al que teníamos. En el caso de que nuestro sistema admita un segundo disco duro, lo conveniente es dejar como disco de sistema al nuevo disco y dejar el antiguo para almacenar los archivos que no sean de sistema. En este caso tendremos que establecer el nuevo disco como maestro y volver a instalar el sistema operativo en la nueva adquisición. A la hora de comprar un nuevo disco duro hay que comprobar, en primer lugar, si nuestro sistema es compatible con las conexiones SATA (Serial ATA) o con conexiones ATA con cable paralelo. Es un dato que podemos conseguir en el manual de la placa base o simplemente observando el interior de nuestro ordenador. También es importante saber en qué estamos invirtiendo. Los discos duros más rápidos disponen de una velocidad de rotación superior. Así, es posible encontrar discos de 5.400 revoluciones por minuto, 7.200 y 10.000 revoluciones. También podemos comprobar el tamaño de la memoria caché del componente, que influirá también en las prestaciones. El dato final, y que no podemos pasar por alto, es por supuesto la capacidad. Como en el caso de la memoria, normalmente los discos más grandes tienen una mejor relación capacidad-precio. Los discos duros externos pueden ser una solución si el problema que tenemos es de espacio o si necesitamos llevar con nosotros una gran cantidad de datos. Sin embargo, un disco duro externo no podrá ofrecernos buenas prestaciones en cuanto a velocidad de acceso puesto que las conexiones suelen ser un cuello de botella para la transmisión de datos. Sin embargo existen soluciones como la conexion eSATA (externa! serial ATA) que permiten unas buenas velocidades de acceso a discos duros externos. Sin embargo, la diferencia de precio entre este tipo de dispositivos y un disco duro interno hará que nos decantemos siempre por una ampliación del último tipo. En el caso de los ordenadores portátiles, la sustitución del disco duro es posible, pero muy probablemente no consigamos un aumento de prestaciones ya que el disco que adquiriremos será de una tecnología muy parecida, aunque con una capacidad mayor. Podemos aumentar las prestaciones si adquirimos un disco duro SSD (de memoria de estado sólido) para sustituir un disco duro tradicional; sin embargo, el precio de estas unidades es todavía muy alto como para que sea una solución rentable.


PASO 1 COMPRUEBA LOS DISCOS INSTALADOS

En primer lugar abriremos el ordenador para comprobar cuántas bahías disponemos para discos duros, cuántas se encuentran libres y si hay conexiones con cable paralelo, es posible instalar dos unidades de almacenamiento por cada cable. Con cables SATA necesitaremos un conector para cada unidad que instalemos. Una vez hecha la comprobación, tomaremos la decisión de si tenemos que sustituir el disco porque no tenemos más espacio o por el contrario podemos añadir una unidad más a nuestro sistema. El caso más probable será el segundo




PASO 2 INSTALACION DEL DISCO

En primer lugar alojaremos el disco duro nuevo en la bahía correspondiente y lo fijaremos con los tornillos. Es importante


fijar correctamente el disco para evitar vibraciones. Si es necesario, retiraremos y desconectaremos el disco antiguo. En el caso de discos ATA, y si vamos a utilizar un solo cable, habrá que instalar el disco que vayamos a configurar como maestro (el del sistema) en la parte superior y el auxiliar (esclavo) en la parte inferior.

Hay que tener en cuenta que en el caso de discos duros con una alta velocidad de rotación es posible que precisen de una buena ventilación para funcionar correctamente. Es conveniente en ese caso dejar espacio entre el disco y las otras unidades. Existen incluso ventiladores especiales que se instalan en las bahías de disco para refrigerar unidades que se calienten en exceso.

PASO 3 CONEXIONES

Una vez alojados los discos conectaremos los cables. Como hemos dicho, si se trata de unidades ATA utilizaremos un solo cable (o dos cables si disponemos de dos conectores en la placa y así lo preferimos) y si se trata de unidades SATA haremos uso de dos. Luego colocaremos


en su sitio el conector de corriente. Si no disponemos del conector adecuado es posible que necesitemos un adaptador. También puede ocurrir que la fuente de alimentación no disponga de conectores libres, por lo que tendremos que adquirir un duplicador. A continuación colocaremos el jumper o conector en la parte trasera del disco en el lugar preciso para que éste se identifique como maestro o slave.

PASO 4 ARRANQUE

A continuación cerraremos el ordenador y pondremos en marcha el sistema. Una


vez más, la BIOS detectará lo que hemos instalado. En ocasiones habrá que indicar al sistema que detecte los nuevos discos. Para hacerlo, pulsaremos la tecla para entrar en la configuración de la BIOS y haremos los cambios necesarios para que el disco sea detectado correctamente.

PASO 5 PREPARACIÓN PARA EL USO

Una vez detectado el disco duro por parte del sistema, tendremos que prepararlo y formatearlo para que pueda ser utilizado por el sistema operativo. Iniciaremos Windows y haremos clic en el botón Inicio. A continuación haremos clic con el botón derecho sobre Mi PC y escogeremos la opción Administrar. Dentro de la ventana que aparecerá, haremos en la zona Administración de discos.


Si todo se ha instalado correctamente, tendría que aparecer la nueva unidad en la parte inferior de la ventana con todo el espacio libre sin particionar. Para crear una nueva partición haremos clic con el botón derecho en la zona sin particionar y elegiremos Nueva partición. Dentro de las opciones que nos presentará el asistente para particiones, elegiremos NTFS como tipo de formato y el resto de los valores por defecto y el tamaño máximo. Es posible que tengamos que crear más de una partición si el disco es muy grande. Cuando termine el asistente formateará el disco. Si queremos que el disco sea el primario y contenga el sistema operativo, tendremos que iniciar el sistema desde el CD de instalación de Windows y seguir las instrucciones. El programa de instalación del sistema se ocupará de particio-nar y formatear el disco.